La administración Trump, entre otros dislates, se ha dirigido a las raíces de la sociedad científica, con el objetivo de coartar su libertad, mediante el recorte sustancial de su financiación. A las universidades de Columbia y Pensilvania, ya se las ha privado de 400 y 175 millones de dólares respectivamente, por permitir manifestaciones dentro de su campus, que el gobierno considera antisemitas, y la de Harvard, se la ha advertido de la pérdida de 900 millones, si persiste en su actitud de desarrollar una política, DEI, apoyo a la diversidad, equidad e inclusión, actitud que se ha dirigido al resto de universidades del país.

Es cierto que en estos últimos años, hemos mantenido una política en la que aspectos como; las etnias, el reiterado tratamiento de temas de género… han supuesto temas manidos, que se han sobrevalorado, pudiendo alcanzar dentro del conjunto de méritos, una discriminación positiva, pero ello no significa que a los científicos se les restrinja la libertad, para desarrollar aquellas áreas a las que vienen prestando su atención años y años, mediante las amenazas de recortes financieros, imponiéndoles un control tanto en su trabajo como en la publicación del mismo.

Esta actitud de intransigencia y recorte de las libertadas por parte de la administración, bajo la amenaza de pérdida de subvenciones económicas, y con ello el grave quebranto  del cumplimiento del objetivo de cada universidad, ha exigido a un grupo de alrededor de 2.000 científicos, el planteamiento en un documento público, en el que señalan la imperiosa necesidad de contar con los fondos suficientes, para el desarrollo de los objetivos planteados en cada una de las universidades, desde la perspectiva de que, la búsqueda de la verdad, meta de cualquier actividad científica, ha de contar con la independencia y la libertad suficientes.

Uno de cada cuatro euros, dedicados a la investigación en el mundo, los ponen los EE.UU., la Universidad de Harvard es la número uno del mundo, en la que se han formado 161 individuos que han recibido el premio Nobel, naciendo su historia antes del nacimiento de EE.UU., en el año 1636, disponiendo entre otras riquezas, de la mayor biblioteca mundial, y del principio electivo, del que no dispone ninguna otra, por el que se permite a los estudiantes seleccionar sus propios cursos, de acuerdos con sus intereses y capacidades, dentro de los 3.700 cursos que representa cada año.

Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2025